Las tertulias vanguardistas más referentes del Siglo XX surgieron en Venta de Aires, icono de La Orden de Toledo
La Orden de Toledo fue sobre todo, una congregación de fantasía vanguardista creada por Luis Buñuel. El objetivo de este grupo supo contagiar a los amigos más cercanos de la generación del 27, generando la intelectualidad el siglo XX.
El pasado histórico de la vieja e irracional ciudad fue el aliento para que los miembros ilustres de la orden recorrieran y protagonizaran los paseos de una ciudad imperial.
La realidad de esta distinguida congregación se da junto a la existencia de la Residencia de Estudiantes del siglo XX, en Madrid. En ella se dio un exclusivo centro dependiente de la ilustración libre de enseñanza. Poco a poco fueron llegando los demás caballeros de la Orden de Toledo como Federico García Lorca, Dalí y Rafael Alberti.
La noche toledana como inspiración en la renovación del arte
La inspiración más reconocida por la Orden de Toledo es la noche toledana. A parte de sus juergas inducidas por el alcohol, les gustaba recorrer ciertas calles de la ciudad con un grado de incertidumbre sobre la inspiración que les podía aportar. Era lo que Buñuel llamaba , “una belleza que desprende un ambiente indefinible”.
Las juergas de Buñuel es algo que caracterizaba la sonante Orden de Toledo. Les agradaba ir de convento en convento, pasar por Zocodover (que era algo obligado), y recurrir a la Posada de la Sangre como icono de hospedaje donde escribía Cervantes.
En estas rutas se encontraban con la presencia de alucinaciones o sucesos extraños. Hacían revivir los portones mediante sus aldabas, y se echaban a correr por el frío de las solitarias e invernales calles de la ciudad.
Venta de Aires como icono gastronómico de las tertulias literarias más vanguardistas
A parte de toda ruta sin cabeza provocada por el acoholismo, asistían de forma continuada a tertulias literarias de origen vanguardista. La más sonada sería la de Ramón Gómez de la Serna en el mítico Café Pombo. En estas tertulias solían compartir el espíritu transgresor y el deseo de la renovación del arte. Se conserva la idea de que esas frías y locas noches toledanas daban fruto de inspiración en estas tertulias.
La atracción de la ciudad de Toledo fue algo común entre los intelectuales y los artistas de aquella década del siglo XX, de ahí surge la tertulia del Ventanillo en 1917. Un grupo de intelectuales amantes de Toledo, deciden alquilar un piso para disfrutar de la ciudad en sus días libres. El grupo estaba formado por Américo Castro, filólogo e historiador; Antonio García, filólogo; Alfonso Reyes, poeta y filólogo mexicano; y José Moreno Villa, pintor y poeta.
Esta casa, que fue referente para las tertulias de los artistas, sigue existiendo en la actualidad en frente de la Catedral. El nombre procede de una ventana de la casa desde la que se podía disfrutar de unas vistas inigualables de la ciudad y de los cerros del Valle.
Algunas de las acciones de este grupo podían ser precedentes de la Orden de Toledo. La principal afición de los intelectuales era acudir a Venta de Aires, donde bebían el ” Vino de Buenavista” con el que también solían rociar las exquisitas “perdices estofadas“.
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Fuente: “La Orden de Toledo, Paseos imaginarios en tiempos de vanguardia”. Ediciones Covarrubias. Autor Juan Carlos Pantoja Rivero.